INTRODUCCIÓN
La motricidad infantil desempeña un papel fundamental en el desarrollo físico y cognitivo. De igual manera, los juegos tradicionales han sido una parte integral para el desarrollo de tal motricidad, siendo así parte de una cultura transmitida de generación en generación. Este estudio se centra en explorar cómo estos juegos pueden ser utilizados pedagógicamente para mejorar la motricidad en el contexto educativo de la educación ecuatoriana.
En atención a este tema, vale decir que la motricidad infantil, entendida como el desarrollo de las habilidades motoras en niños, desempeña un papel vital en su crecimiento y madurez. Para Franco y Ayala (2011), “la manifestación de la motricidad en sus alternativas instrumentales, cósicas o fenomenales se percibe como un elemento facilitador en la enseñanza, en los procesos cognitivos y de motricidad que deben apoderarse del espacio académico” (p. 114). No obstante, se ha podido apreciar que hoy en día poco se acude a actividades lúdicas para mantener a los niños activos en cuanto a su desenvolvimiento corporal o manual.
Con respecto a la motricidad fina, Choez y De la Peña (2023) en su investigación concluyeron que “el diagnóstico expresa una limitada aplicación de actividades para incentivar a los estudiantes a la realización de acciones motrices finas, motivado por inconvenientes de conectividad a internet y escasez de recursos tecnológicos” (p. 1). En consecuencia, Choez y De la Peña (2023) proponen:
…Es necesario que los docentes desarrollen la creatividad, y trabajen conjuntamente con los padres/madres de familia con la finalidad que los niños y niñas puedan tener acceso a las tecnologías, y al uso de materiales para el desarrollo de la motricidad fina. (p. 4)
Desde esta visión, se puede constatar que no sólo la motricidad gruesa es importante sino también la fina; sin embargo, para lograr el desarrollo de los movimientos corporales en general, se sugiere dar continuidad a las actividades lúdicas tradicionales que han prevalecido en el tiempo, aunque otros hayan sido olvidados; así lo exponen Eymann et al. (2019)
Los juegos de la mancha, poliladrón, escondidas y soga han persistido a través de dos generaciones; en cambio, otros, como la payana, el elástico y la ronda, han disminuido significativamente. Las niñas juegan al fútbol en mayor medida que sus madres y ambos padres suelen jugar pocos juegos de destreza con sus hijos. (p. 410)
Tomando en cuenta lo anterior, es menester que la familia se integre a la práctica de juegos, a fin de motivar a sus hijos y estimular en ellos la ejercitación. Esto coincide con Morera (2008), quien asevera que:
Motivar la recreación familiar a través de los juegos tradicionales no solo favorece la interacción de las y los miembros, sino que también amplía la gama de actividades en las cuales se pueden conocer, divertir, reír, intercambiar ideas y compartir sanamente. (p. 7)
Asimismo, Cedeño y Pazmiño (2019) afirman que “las actividades lúdicas son esenciales en los procesos formativos”. (p. 117) Los juegos tradicionales permiten que los niños aprendan y, a su vez, compartan con sus padres y abuelos momentos plenos de bienestar; de este modo, los grandes disfrutan al recordar y seguir jugando y los pequeños gozan de recibir un legado que los incluye en el universo cultural dentro de la comunidad de la que forman parte. Por otro lado, y en relación con sus características, muchos de estos juegos son cortos en su duración y, en cuanto se termina una vuelta o ronda, se vuelve a comenzar inmediatamente. No requieren de mucho material, por lo que se pueden incluir con facilidad en los jardines. Debido a que estos juegos tradicionales tienen su origen en tiempos muy remotos, nos da seguridad de poder encontrarlos en todas las culturas y generaciones. Para tal fin, tanto los docentes en las escuelas como los padres en cada hogar, deben generar momentos y utilizar entornos básicos para propiciar situaciones innovadoras y atractivas para los niños que llamen su atención y les permita conservar su esencia.
En este particular, Venegas et al. (2021) alega: “Así, la importancia de crear espacios donde las actividades de ocio sean parte del proceso de enseñanza y aprendizaje, que es otra forma de impartir conocimientos, crear experiencia previa o reforzar la experiencia ya adquirida”. (p. 503)
Desde esta perspectiva, Cedeño y Calle (2020) manifiestan que “los juegos, particularmente, contribuyen de forma significativa al desarrollo de habilidades y destrezas de los estudiantes tanto físicas como cognitivas debido a que dinamizan el proceso de enseñanza y aprendizaje”. (p. 78) Para ello, se puede contar aún con las estrategias lúdicas que han formado parte de la cotidianidad de nuestros abuelos y padres; por este motivo, Calderón et al. (2023) estiman que “…los juegos tradicionales, forman a un niño sano, fuerte y con las herramientas necesarias para defender sus valores culturales e identitarios”. (p. 225)
Investigaciones anteriores han señalado la importancia de la actividad física en el desarrollo infantil, resaltando la conexión entre la motricidad, el juego y el rendimiento académico. Asimismo, se ha documentado la riqueza cultural de los juegos tradicionales ecuatorianos, sugiriendo su potencial para fortalecer la identidad cultural de los niños. A este respecto, Acuña et al. (2011) exponen que “el juego es una disposición innata una actividad física y mental libre, se caracteriza por ser espontáneo, placentero e implica la participación activa”. (p. 26)
En este marco, es importante que los docentes apliquen actividades lúdicas coordinadas por sí mismos que permitan a los aprendices tener una visión clara de lo que se persigue con cada una de ellas. En consecuencia, Caicedo et al. (2020) proponen los juegos dirigidos acotando lo siguiente: “las estrategias didácticas basadas en juegos dirigidos facilitan el proceso de enseñanza aprendizaje originando que los estudiantes tengan un conocimiento significativo en las distintas asignaturas”. (p. 200)
Además, en la actualidad nos ayuda a conocer nuestros pueblos de una forma más profunda. Vale preguntarse: ¿Cuándo se crearon los juegos tradicionales? Pues, no existe una fecha precisa, pero sí se conoce que los juegos en un inicio tenían relación con los trabajos diarios y en ellos se mostraban habilidades para llevarlos a cabo; también se relacionaban con aspectos destacados de los pueblos donde se practicaban según sus costumbres.
A lo largo del tiempo, han pasado de ser juegos relacionados con el trabajo a juegos competitivos, por ejemplo, existían juegos de fuerza donde los canteros practicaban y competían para decidir quién era el más fuerte. Los canteros levantaban piedras pesadas para demostrar quién podía más. De este modo, desde el siglo XX, la tendencia de competir en este tipo de deporte se fue desvaneciendo, haciendo que los mismos desaparecieran en muchas partes debido a la falta de promoción en los medios de comunicación y a la falta de beneficios económicos. Esta realidad concuerda con lo declarado por Guapi (2021), quien asevera que “en los últimos años, la práctica de los juegos y deportes tradicionales han ido perdiendo protagonismo en la sociedad. Por lo que una de las estrategias es convertirlos en Patrimonio Cultural Inmaterial Nacional.” (p. 947)
De igual modo, para continuar la lucha contra esta pérdida es necesario que las generaciones de adultos y personas mayores no dejen de transmitir a los más pequeños la tradición de los mismos, las razones de su práctica y lo que significan para ellos. Así, en la medida de lo posible, se permitirá el paso de una generación a otra y los juegos tradicionales no caerán en el olvido.
También valorar los juegos actuales y conjugarlos con los tradicionales puede ser una alternativa eficaz para mantener la lúdica tradicional; en esta línea, Guapi et al. (2020) manifiestan que: “el ser humano en búsqueda de nuevas alternativas de esparcimiento, recreación, turismo, ha generado prácticas en donde se conjuga lo convencional con lo no convencional en razón de experimentar vivencias transformadoras en gestión de su crecimiento integral…” (p. 905)
Bajo esta concepción, es sumamente importante que, dentro del ámbito educativo, prevalezcan las actividades recreativas físicas, por cuanto ennoblecen el desenvolvimiento activo de los individuos. Al respecto, Jarque et al. (2022) afirman lo siguiente:
La recreación física forma parte de la Cultura Física, y es una de las más importantes ya que existen muchas actividades recreativas de diferentes grados de complejidad en su realización las cuales contribuyen a enriquecer el horizonte intelectual, espiritual y cultural del hombre. (p. 92)
De esta manera, los juegos podrían contribuir no sólo al desarrollo físico sino también cultural y social de los aprendices. Desde esta visión, Morera (2008) establece que “son los juegos y las rondas tradicionales instrumentos que facilitan las relaciones, contribuyen en el aprendizaje y son una prueba de demostración de habilidades”. (p. 1)
Aunado a lo anterior, se considera el desarrollo de la motricidad como el movimiento que permite a la persona comunicarse o expresarse de forma espontánea. Además, promueve la relación con los demás, teniendo un papel fundamental en el desarrollo armónico de la personalidad, debido a que los niños y niñas no solo desarrollan sus destrezas motoras, sino que esta les permite integrar el desarrollo intelectual, sus sentimientos y la socialización.
Para tal fin, los juegos tradicionales constituyen una buena opción, debido a que cada uno representa una personalidad distinta derivada de la realidad del lugar donde el individuo se formó, guardando así especificidades de los aspectos histórico-socio-culturales del lugar en el cual comparten con los demás. De este modo, los juegos tradicionales permiten valorar la cultura deportiva. En concordancia con ello, Tabares (2010) asevera que “…el juego popular y tradicional, hace referencia a un lugar, donde las tensiones entre unas y otras, producen complejas realidades.” (p. 4) Por su parte, Petrou y Henríquez (2006) agregan lo siguiente:
El bloque de los Juegos Motrices permite que el alumno desarrolle sus habilidades innatas y adquiera las destrezas del movimiento. Este bloque abarca los siguientes contenidos: habilidades perceptomotoras, Kinestèsicas y coordinativas, destrezas deportivas y juegos con habilidades perceptomotoras, predeportivos y deportivos. (p. 143)
Asimismo, los deportes en Educación Física ofrecen a cada territorio o pueblo la posibilidad de mantener y expandir sus juegos tradicionales a fin de mantener su valor. Por ende, es un bien cultural que se va pasando de generación en generación para ocupar el tiempo libre y convertirlo en tiempo de ocio.
Hay muchos tipos de juegos, los cuales se diferencian por su adaptación a cada edad; sin embargo, se enfocan en diversos movimientos que permiten el desarrollo de la motricidad, por cuanto podrían implicar el uso de la fuerza, la resistencia, la práctica física, entre otros. Según Venegas et al. (2021), “sin perder la importancia que tiene cada uno de ellos, los juegos son una herramienta indispensable para fomentar la creatividad y la imaginación, a fin de realizar el desarrollo intelectual de los niños, mejorar su autoestima y promover su desarrollo físico”. (p. 504)
Respecto al valor educativo de los juegos tradicionales, se destaca la cooperación y la coeducación principalmente, ya que tratan de forma constante de no discriminar por ninguna razón y se centran en la ruptura de la monotonía y el conocimiento histórico de los mismos, ayudando a conocer el patrimonio histórico y cultural que se tiene en cada zona. Además, trata de estimular al alumnado en pro de su actuar dinámico, promoviendo la motivación por aprender y trabajar un contenido distinto al habitual. Por estas razones, cabe citar a Morera (2008), quien establece que:
El juego continúa desempeñando un papel muy importante en el desarrollo integral de los infantes, un medio de formación para las personas adolescentes, un factor de unión entre las personas jóvenes y adultas y un conocimiento para enseñar, en las personas adultas mayores. (p. 7)
En síntesis, el hecho de repensar y reactivar los juegos tradicionales no es un grito de melancolía por un pasado que no vuelve, sino que implica ahondar y profundizar en nuestras raíces para poder comprender mejor nuestro presente. Por último, pero no por ello menos relevante, se aborda la relación entre los juegos tradicionales y la Educación Física. La incorporación del juego tradicional en la educación inicial ofrece al profesor de Educación Física un abanico extraordinario de posibilidades para poner en valor la motricidad con relación a rasgos distintivos de la cultura. En concreto, se puede decir que la Educación Física debe hacerse cargo de enseñar juegos y enseñar a jugarlos para manejarse en un contexto lúdico.
Como profesores de Educación Física y, puesto que se tiene un contenido tan valioso a desarrollar en las clases, como los juegos tradicionales, se piensa que se debe asumir la responsabilidad de transmitirlos como un aspecto de la cultura y como contenido socialmente importante; la responsabilidad de comprometerse con su enseñanza de modo que se pueda lograr que los niños se apoderen de estos juegos tradicionales (las manchas, las escondidas, las rayuelas, los gallitos ciegos, entre otros) y puedan manejarse en ellos con autonomía y libertad. Entonces se podría consolidar una compilación lúdica que continúe despertando el interés de las siguientes generaciones hacia los juegos tradicionales.
A partir de lo previamente expuesto y reconociendo un importante valor cultural, patrimonial, educativo y motriz como docentes de Educación Física, surge el presente estudio en pro de velar por seguir transmitiendo estos juegos para que no desaparezcan.
Por lo tanto, este artículo estudiará y evaluará la motricidad infantil en el desarrollo integral de los niños mediante la evaluación del abordaje pedagógico de la motricidad desde los juegos tradicionales ecuatorianos como herramientas pedagógicas para el desarrollo integral de los niños. Para ello, se examinan los aspectos físicos, cognitivos y sociales asociados con el desarrollo motor en la infancia, destacando la importancia de proporcionar entornos y actividades que fomenten un crecimiento saludable en estos aspectos.
METODO
La investigación se llevó a cabo en el sector Canuto del Cantón Chone, donde se analizó un programa que integraba juegos tradicionales ecuatorianos en las actividades pedagógicas. Se realizaron observaciones directas, evaluaciones de habilidades motrices a través de la observación directa del profesor en los logros de los alumnos, además de entrevistas a docentes para recopilar datos cualitativos y cuantitativos.
La metodología empleada para realizar la investigación fue descriptiva e inferencial, donde estudiantes de diversas instituciones se tomaron como muestra para la recolección de los datos cuantitativos y así determinar, mediante la medición numérica, el análisis estadístico, considerando la importancia que se le otorga a la motricidad en los niveles de educación infantil mediante la aplicación de los juegos tradicionales.
En relación con el objetivo de la misma, con esta investigación se pretende lograr una un análisis y evaluación al conocimiento de la realidad concreta de la práctica motriz e indagar sobre la importancia que se le da a la misma en el segundo ciclo de Educación Infantil dentro de los centros educativos.
La muestra empleada han sido los estudiantes de básica media de 11 instituciones públicas de Educación, es decir el 50% del total existente. Los criterios empleados para la selección de las escuelas se centraron en tomar sólo las públicas o concertadas, las cuales debían impartir el segundo ciclo de Educación Básica.
RESULTADOS
Los resultados develaron el potencial que tienen los juegos tradicionales para enriquecer la experiencia educativa de los niños de Educación básica nivel medio. Por ende, cada dato gira en torno a los siguientes fundamentos: los beneficios de los juegos tradicionales para la salud, la promoción de la cultura, el desarrollo motricidad- mente de los estudiantes, el desarrollo de la motricidad fina, el desarrollo de la motricidad gruesa, la integración de los valores sociales y el juego como estrategia fundamental.
Figura 1. Beneficios de los juegos tradicionales para la salud.
Elaboración: Los autores.
Tal como lo muestra la figura 1, 90% de los docentes de Educación Física manifestó su acuerdo con respecto a los beneficios que proporcionan los juegos tradicionales a la salud. Este resultado coincide con Acuña et al. (2011), quienes expresaron que “de las necesidades de seguridad los juegos fortalecen la salud integral, en lo cual se incluye la moral como salud espiritual. De las necesidades de afiliación los Juegos fortalecen el afecto y la amistad”. (p. 40) No obstante, cabe resaltar que un 10% no estuvo de acuerdo, por cuanto expresó que dependiendo del enfoque del juego y del cuidado que cada médico indique a cada niño, adulto o, en especial, adulto mayor, puede afectar o mejorar la salud del individuo.
Figura 2. Promoción de la cultura.
Elaborado: Los autores.
En la figura 2, se observa que a pesar de existir un 20% en desacuerdo con afirmar que los juegos tradicionales promueven la cultura, por cuanto consideran que estos representan netamente el campo deportivo; en su mayoría, 80% sí considera que además fomentan dicha cultura, puesto que se conserva su enfoque tradicional y se transmite de generación en generación.
De acuerdo con Guapi (2021) “…a través de los Juegos y Deportes Tradicionales, se puede mantener y promover la cultura de los pueblos” (p. 954). De igual modo, Morera (2008) expresa que: “los juegos y las rondas tradicionales son otra herramienta más de la gama de actividades recreativas que pueden contribuir para transmitir, rescatar y mantener los valores culturales de generación en generación”. (p. 7) En síntesis, los juegos tradicionales no solo proporcionan un enfoque lúdico, sino también fomentan la conexión cultural y el sentido de comunidad en el entorno educativo.
Figura 3. Desarrollo motricidad- mente de los estudiantes.
Elaborado: Los autores.
En la figura 3, el 100% de los docentes afirma que los juegos tradicionales propician el desarrollo motricidad- mente de los niños. Este resultado es sustentado por Franco y Ayala (2011), quienes aseveran: “son muchas las realidades de la relación motricidad-mente que se manifiestan en el aula; estas constituyen una alternativa de estudio y desarrollo que puede vincularse en los saberes de orden pedagógico que pueden y deben tener los maestros”. (p. 114) También Eymann et al. (2019) agregan: el juego “tiene mucha mayor expresión en la infancia y contribuye al desarrollo del niño”. (p. 405)
Figura 4. Desarrollo de la motricidad fina.
Elaborado: Los autores.
En la figura 4, 50% de los docentes estuvieron de acuerdo al señalar mejoras significativas en las habilidades motrices finas de los niños participantes con la aplicación de los juegos tradicionales. Por su parte, un 50% no estuvo de acuerdo, debido a que consideraron que las habilidades motrices finas se desarrollan mediante actividades más sencillas y manuales. Sin embargo, los docentes que presentaron su acuerdo argumentaron que los juegos tradicionales ayudan de forma óptima en la estimulación de la motricidad fina.
Figura 5. Desarrollo de la motricidad gruesa.
Elaborado: Los autores.
En la figura 5, 100% de los docentes manifestaron que los estudiantes mostraron mejoras relevantes en las habilidades motrices gruesas, lo cual implica que la aplicación de los juegos tradicionales favorece el desenvolvimiento corporal de los aprendices.
Figura 6. Integración de los valores sociales.
Elaborado: Los autores.
En la figura 6, 95% de los docentes observaron beneficios en la integración de los valores sociales como la cooperación y la comunicación.; un 5% presentó su desacuerdo. El resultado coincide con Venegas et al. (2021), quienes declararon: “los más importante es que los juegos son divertidos para los niños, lo que sin duda permitirá la integración de los valores sociales necesarios para el desarrollo social” (p. 504).
Figura 7. El juego como estrategia fundamental.
Elaborado: Los autores.
En la figura 7, 100% de los docentes estuvieron de acuerdo al considerar que el juego es concebido como estrategia fundamental para propiciar no sólo el desarrollo motriz sino también el social. En este marco, Petrou y Henríquez (2006) agregan: “además es importante señalar que el juego es fundamental en cualquier tipo de enseñanza, en especial en las actividades motrices”. (p. 160) Del mismo modo Cedeño y Calle (2020) expresan: “el juego permite brindar valor en el aspecto físico y psicomotor: desarrollan las cualidades físicas, las habilidades y destrezas motrices básicas y las habilidades perceptivo- motrices contribuyendo así al control de todos los movimientos”. (p. 85)
DISCUSIÓN
Según los dato obtenidos, se pudo precisar que el 90% de los docentes de Educación Física expuso su acuerdo con respecto a los beneficios que proporcionan los juegos tradicionales a la salud; 80% considera que promueven la cultura; el 100% de los docentes afirma que los juegos tradicionales fomentan el desarrollo motricidad- mente de los estudiantes; 50% estuvieron de acuerdo con las mejoras significativas en las habilidades motrices finas; el 100% coincidió en las mejoras relevantes de las habilidades motrices gruesas; 95% evidenciaron beneficios en la integración de los valores sociales y el 100% de los docentes los describieron como una estrategia fundamental para propiciar no sólo el desarrollo motriz sino también el social.
Los resultados sugieren que los juegos tradicionales ecuatorianos ofrecen una vía efectiva para abordar la motricidad desde una perspectiva pedagógica. La inclusión de estos juegos en el currículo escolar podría no solo mejorar las habilidades motrices, sino también fortalecer la identidad cultural de los niños, promoviendo un aprendizaje significativo y sostenible.
CONCLUSIONES
Como conclusión, se comprobó la eficacia del abordaje pedagógico de la motricidad a través de la observación directa a los estudiantes por parte de los docentes entrevistados sobre los juegos tradicionales ecuatorianos, por cuanto tuvieron un impacto positivo tanto en el desarrollo físico como en el cultural y social de los niños.
Esta investigación respalda la viabilidad y eficacia del abordaje pedagógico de la motricidad a través de los juegos tradicionales ecuatorianos. Integrar estas prácticas en la educación puede tener impactos positivos tanto en el desarrollo físico como en el cultural de los niños, proporcionando una base sólida para futuras investigaciones y aplicaciones pedagógicas.
Debido a lo mencionado el Ministerio de Educación del Ecuador integra en el currículo de Educación física módulos que tratan los juegos tradicionales ecuatorianos, es hablar de los juegos de “antes” nos trae nostalgia, pero a su vez, manifiesta la esperanza de mantenerlos vivos en la memoria colectiva, de la experiencia de una infancia mágica, tranquila y activa, al mismo tiempo que enriquecedora, lo cual hoy vale la pena renombrar y explorar entre sus huellas.
Los juegos tradicionales son la excusa o la razón para juntarse en los recreos, en las tardes después de clase o en las reuniones familiares en pro de crear un espacio propio para los niños.
Tales juegos también ofrecen a los niños la posibilidad realizar el intercambio cultura, tradiciones e interacción social entre las personas en sus pueblos o comunidades para así enriquecer su bagaje cultural y disfrutar junto a los adultos de un universo lúdico compartido. Cabe acotar que la institución educativa es generadora de cultura y, a su vez, rescata aquellos aspectos tradicionales que responden a las características de la población infantil, de este modo, es posible pensar en los juegos de nuestros predecesores como una posibilidad de interacción con la cultura familiar de los sujetos que allí se interrelacionan.
Desde esta perspectiva, la enseñanza de los juegos tradicionales es fundamental a medida que se hace parte de nuestras experiencias, las cuales son valiosas en tanto son vividas, representando así una etapa significativa a lo largo de nuestras vidas.
FINANCIAMIENTO
No monetario.
AGRADECIMIENTO
A todos los agentes sociales involucrados en el desarrollo de la investigación.
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