DOI 10.35381/cm.v11i1.1525
Inteligencia emocional estratégica y la motivación en el aprendizaje
Strategic emotional intelligence and motivation in learning
Alexandra María Vásconez-Maquilón
alexandramvasconez@educacion.gob.ec
Ministerio de Educación, Guayas, Guayaquil
Ecuador
https://orcid.org/0009-0005-7473-3869
Julia Irene Vásconez-Maquilón
julia.vasconez@educacion.gob.ec
Ministerio de Educación, Guayas, Guayaquil
Ecuador
https://orcid.org/0009-0008-9640-0389
Recibido: 01 de octubre 2024
Revisado: 25 de noviembre 2024
Aprobado: 15 de enero 2024
Publicado: 01 de febrero 2025
RESUMEN
La inteligencia emocional tiene un rol crucial en el proceso de aprendizaje, dado que impacta en cómo los alumnos abordan retos académicos y gestionan sus emociones. Varios estudios han demostrado que aquellos que potencian su inteligencia emocional no solo tienen una mejor tolerancia al estrés, sino que también adoptan una postura más abierta hacia el aprendizaje, lo cual influye de manera positiva en su rendimiento. En Ecuador, incluir estos enfoques en el currículo escolar podría ser una estrategia clave para potenciar el bienestar de los estudiantes y su progreso académico. Este artículo analiza estudios actuales acerca de la implementación de modelos de inteligencia emocional en el ámbito educativo y su influencia en los alumnos. Se concluye que fomentar estas habilidades en el sistema educativo no solo mejora el proceso de aprendizaje, sino que también ayuda a los jóvenes a enfrentar con mayor confianza los retos de su vida personal y profesional.
Descriptores: Inteligencia emocional; motivación; educación emocional; aprendizaje. (Tesauro UNESCO).
ABSTRACT
Emotional intelligence plays a crucial role in the learning process, as it impacts how students approach academic challenges and manage their emotions. Several studies have shown that those who enhance their emotional intelligence not only have a better tolerance to stress, but also adopt a more open attitude towards learning, which positively influences their performance. In Ecuador, including these approaches in the school curriculum could be a key strategy to enhance student well-being and academic progress. This article analyzes current studies about the implementation of emotional intelligence models in the educational field and their influence on students. It is concluded that promoting these skills in the educational system not only improves the learning process, but also helps young people to face the challenges of their personal and professional lives with greater confidence.
Descriptors: Emotional intelligence; motivation; emotional education; learning. (Tesauro UNESCO).
La inteligencia emocional se ha consolidado en las últimas décadas como un componente esencial en el ámbito educativo, influyendo directamente en la motivación y el rendimiento académico de los estudiantes. Según Goleman (1995) la inteligencia emocional se define como: "la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los de los demás, de motivarnos y de manejar adecuadamente las relaciones".
Entender y gestionar las emociones no solo ayuda a los estudiantes a sentirse mejor consigo mismos, sino que también influye directamente en su actitud hacia el aprendizaje. Estudios recientes han demostrado que aquellos con una inteligencia emocional más desarrollada tienden a estar más motivados y comprometidos con sus estudios.
Por ejemplo, encontraron que los niños de educación primaria con mayores habilidades emocionales muestran un interés más profundo en sus estudios, lo que resalta la importancia de trabajar estas capacidades desde edades tempranas (Taibolatov et al., 2024). Otro estudio concluyó que la inteligencia emocional se puede considerar una de las habilidades que contribuyen al desarrollo cognitivo y la motivación en el contexto educativo (Velásquez Pérez et al., 2023).
En el ámbito universitario, una investigación realizada en China exploró cómo la inteligencia emocional influye en el bienestar y el rendimiento académico. Los resultados mostraron que esta habilidad está estrechamente relacionada con la resiliencia, la autoeficacia y la motivación, elementos clave para enfrentar los desafíos académicos con mayor seguridad (Shengyao et al., 2024).
Cada vez más, los sistemas educativos han comenzado a incluir programas que integran la inteligencia emocional en las aulas, obteniendo resultados positivos. Según Bolaño (2023) la enseñanza de habilidades emocionales en el aula contribuye significativamente al rendimiento académico y al desarrollo personal de los estudiantes.
En Ecuador, la educación emocional ha empezado a formar parte del currículo con el objetivo de equilibrar el desarrollo académico con el crecimiento personal de los alumnos. El Ministerio de Educación de Ecuador (2024) ha destacado que esta iniciativa viene a romper paradigmas y estereotipos, resaltando la importancia de trabajar las emociones en el proceso educativo. Además, un estudio reciente evidenció que la inclusión de la inteligencia emocional en la educación secundaria ha tenido un impacto positivo en el rendimiento académico y en la estabilidad emocional de los estudiantes (Cuadrado Iguarán, 2024).
Dado el impacto comprobado de la inteligencia emocional en la motivación y el aprendizaje, resulta fundamental analizar las investigaciones más recientes sobre el tema. El objetivo es profundizar en las principales teorías y modelos aplicados en la educación sobre la base de estudios recientes, además de evaluar qué tan efectivas han sido las iniciativas que promueven el desarrollo de estas habilidades en los estudiantes.
MÉTODO
Para llevar a cabo este estudio, se utilizó un enfoque cualitativo y exploratorio basado en el análisis sistemático de fuentes académicas y científicas. Se revisaron investigaciones recientes para identificar tendencias, hallazgos claves y buenas prácticas en la aplicación de estrategias emocionales dentro del ámbito educativo.
El diseño de la investigación se centró en una revisión documental, analizando fuentes secundarias provenientes de bases de datos académicas como Google Académico, Scopus, Web of Science, Scielo, Redalyc y Dialnet. Se priorizaron estudios publicados entre 2020 y 2024 con el objetivo de asegurar información actualizada y relevante.
Para garantizar la validez y confiabilidad de los datos, se establecieron criterios de inclusión. Se seleccionaron artículos revisados por pares, libros académicos y documentos institucionales publicados en los últimos cuatro años. También se incluyeron estudios que abordaran la relación entre inteligencia emocional y motivación en el aprendizaje, así como investigaciones sobre la implementación de programas de educación emocional en distintos niveles educativos. En contraste, se descartaron publicaciones sin validación científica, de carácter opinativo o sin datos empíricos. Además, solo se consideraron fuentes anteriores a 2020 si resultaban fundamentales para contextualizar el marco teórico.
En cuanto a la búsqueda de información, se emplearon palabras claves y combinaciones de términos en bases de datos académicas, incluyendo expresiones como "inteligencia emocional en la educación", "motivación académica y educación emocional" y "estrategias de educación emocional en el aula".
Una vez recopilada la información, se aplicó un enfoque de análisis temático y comparativo. Esto permitió identificar tendencias comunes en la literatura, contrastar diferentes modelos de inteligencia emocional aplicados a la educación, evaluar su impacto en la motivación y el rendimiento académico, y sintetizar estrategias basadas en evidencia científica.
RESULTADOS
Basándonos en el análisis de la documentación seleccionada, presentamos a continuación los principales hallazgos.
Características de la inteligencia emocional y su relación con el aprendizaje
La inteligencia emocional (IE) juega un papel clave en la motivación de los estudiantes, ya que les ayuda a gestionar sus emociones, mantener la concentración y desarrollar una actitud positiva ante los desafíos académicos. Algunas de sus características más importantes que influyen en el aprendizaje son:
· Autoconciencia emocional: Ser capaz de reconocer las propias emociones y entender cómo impactan en el desempeño académico. Esta habilidad fomenta la autorreflexión y la confianza en las propias capacidades, además de ayudar a manejar el estrés y adaptarse a nuevos entornos educativos (Mayer et al., 2004).
· Autorregulación emocional: Controlar impulsos negativos como la frustración o el miedo al fracaso evita bloqueos emocionales que pueden afectar la concentración y la motivación. Además, fortalece la resiliencia académica, permitiendo que los estudiantes persistan frente a las dificultades (Huamani De la Cruz et al., 2024).
· Motivación intrínseca: Encontrar satisfacción en el proceso de aprendizaje sin depender de recompensas externas ayuda a que los estudiantes se enfoquen más en el disfrute de aprender que en obtener una calificación (Fong Silva et al., 2021).
· Empatía y habilidades sociales: Fomenta relaciones interpersonales positivas con compañeros y docentes, lo que mejora la experiencia de aprendizaje. Los estudiantes empáticos tienden a trabajar mejor en equipo, lo que potencia el aprendizaje colaborativo.
· Gestión del estrés y la ansiedad académica: La inteligencia emocional ayuda a reducir el estrés y la ansiedad ante exámenes o situaciones académicas desafiantes y permite que los estudiantes afronten el miedo al fracaso con una mentalidad de crecimiento.
Teorías y modelos de inteligencia emocional más aplicados al ámbito educativo
Después de revisada la literatura seleccionada tomando en cuenta los criterios de inclusión, dos modelos de inteligencia emocional aplicados al ámbito educativo son los más usados en la actualidad.
Modelo de competencias
Conocido también como el modelo de Goleman este modelo populariza el concepto de inteligencia emocional con una visión más aplicada al liderazgo y la educación. El modelo identifica cinco competencias esenciales: autoconciencia, autorregulación, motivación o uso de emociones positivas para alcanzar metas, la empatía y las habilidades sociales.
En la educación se aplica promoviendo la enseñanza de habilidades blandas en las escuelas, se implementa en programas de aprendizaje socioemocional (SEL) y ayuda a mejorar el clima del aula y la motivación de los estudiantes (Araujo Muñoz et al., 2024).
Modelo de inteligencia emocional en el aprendizaje socioemocional
Este modelo desarrollado por el Collaborative for Academic, Social, and Emotional Learning (CASEL) propone cinco competencias claves para el desarrollo socioemocional en las escuelas: autoconocimiento, autogestión (manejo de emociones, establecimiento de metas), conciencia social (empatía y respeto por los demás), habilidades de relación (comunicación efectiva, resolución de conflictos) y toma de decisiones responsables, es decir análisis ético y habilidades de resolución de problemas (Vargas Olmedo et al., 2024).
Este modelo es uno de los más utilizados en las políticas educativas de Estados Unidos y América Latina. Se ha visto que ayuda a reducir problemas de conducta y a mejorar el rendimiento académico. Su aplicación se da a través de programas de formación para docentes y la incorporación de habilidades socioemocionales en el currículo escolar.
Efectividad de los modelos educativos basados en inteligencia emocional
En los últimos dos años, diversas investigaciones han destacado la importancia de los modelos educativos que incorporan la inteligencia emocional (IE). La evidencia sugiere que estos enfoques tienen un impacto positivo en el aprendizaje y el desarrollo académico de los estudiantes.
Por ejemplo, un estudio realizado analizó cómo la IE influye en la calidad del aprendizaje dentro de las instituciones educativas. Los resultados mostraron que los estudiantes con niveles más altos de inteligencia emocional tienden a obtener un mejor rendimiento académico, especialmente en la educación secundaria y universitaria (Arias et al., 2022).
En el caso de la educación primaria, un estudio implementó un programa dirigido al desarrollo de competencias emocionales en niños de primer grado. Los resultados mostraron mejoras significativas en la capacidad de los estudiantes para reconocer y manejar sus emociones, lo que demuestra la efectividad de este tipo de iniciativas desde edades tempranas. Desarrollar estas habilidades desde pequeños no solo favorece un aprendizaje más sólido, sino que también contribuye a una mejor adaptación social en el futuro (Merchán Romero et al., 2022).
DISCUSIÓN
Los hallazgos de este estudio refuerzan el papel clave de la inteligencia emocional (IE) en la motivación académica y el aprendizaje. A partir del análisis de diversas investigaciones, se ha podido identificar cómo la IE contribuye al rendimiento estudiantil, la regulación emocional y la calidad de las interacciones dentro del entorno escolar. La evidencia sugiere que los modelos educativos basados en inteligencia emocional han sido efectivos para mejorar la motivación y reducir los problemas emocionales que pueden afectar el desempeño académico.
Uno de los aspectos más relevantes es la relación entre la IE y la autoconciencia emocional, considerada una de las habilidades fundamentales para el aprendizaje. Los estudiantes que logran reconocer y comprender sus propias emociones pueden manejar mejor el estrés académico y regular su comportamiento de manera más efectiva (Mayer et al., 2004).
Otro punto clave es la influencia de la autorregulación emocional en la motivación para el estudio. Los datos analizados muestran que la capacidad de controlar emociones negativas, como la ansiedad y la frustración, impacta directamente en la concentración y la disposición hacia el aprendizaje. Investigaciones previas han señalado que los estudiantes con mayor autorregulación emocional suelen persistir frente a las dificultades académicas y desarrollar estrategias efectivas para enfrentar los desafíos (Vargas Olmedo et al., 2024). Esto confirma que la IE no solo afecta el bienestar emocional del estudiante, sino que también juega un papel clave en su motivación.
Asimismo, el desarrollo de la empatía y las habilidades sociales ha demostrado ser un factor importante en la motivación académica. Fomentar la empatía fortalece la convivencia escolar, disminuye conflictos interpersonales y contribuye a un ambiente de aprendizaje más armonioso. En este sentido, los programas de aprendizaje socioemocional (SEL) han resultado efectivos para desarrollar estas habilidades, consolidando la inteligencia emocional como un pilar fundamental en la educación moderna.
Entre los modelos teóricos más utilizados en el ámbito educativo se encuentran el Modelo de Competencias de Goleman y el Modelo de Aprendizaje Socioemocional (CASEL). El primero ha permitido diseñar estrategias de enseñanza enfocadas en la autoconciencia, la regulación emocional y la motivación intrínseca (Araujo Muñoz et al., 2024). Por su parte, el modelo CASEL ha sido clave en la formulación de políticas educativas en América Latina y Estados Unidos, promoviendo programas de formación docente que integran la IE en el currículo escolar (Vargas Olmedo et al., 2024).
En términos de aplicación, los sistemas educativos que han incorporado programas de inteligencia emocional han registrado mejoras en el rendimiento académico y en la estabilidad emocional de los estudiantes. Un claro ejemplo es la inclusión de la educación emocional en el currículo ecuatoriano, lo que ha favorecido el desempeño escolar y reducido los niveles de estrés en los alumnos (Cuadrado Iguarán, 2024). Estos resultados refuerzan la importancia de considerar la educación emocional como un elemento central en la formación de estudiantes resilientes, motivados y preparados para enfrentar los desafíos del aprendizaje.
CONCLUSIONES
Los estudios revisados muestran que los estudiantes con mayores habilidades emocionales logran adaptarse mejor al entorno escolar, enfrentan los desafíos académicos con una actitud más positiva y desarrollan habilidades sociales que favorecen la convivencia en el aula. Además, se ha observado que la formación docente en inteligencia emocional es clave para la implementación efectiva de estos modelos, ya que permite a los educadores crear ambientes de aprendizaje más dinámicos y comprensivos.
Al analizar distintos enfoques, como el Modelo de Competencias de Goleman y el Modelo de Aprendizaje Socioemocional (CASEL), se ha encontrado que la integración de la educación emocional en el currículo escolar tiene un impacto positivo en la autorregulación, la resiliencia y la motivación de los estudiantes.
En Ecuador, la incorporación de programas de educación emocional ha mostrado avances importantes, aunque aún enfrenta desafíos en su implementación a gran escala. Para fortalecer su impacto, sería fundamental impulsar políticas educativas que fomenten el desarrollo de competencias socioemocionales en todos los niveles de enseñanza.
En conclusión, la inteligencia emocional es un factor clave para fortalecer la motivación en el aprendizaje. Su integración en la educación mejora el rendimiento académico y contribuye a la formación de personas más equilibradas, resilientes y preparadas para afrontar los retos de un mundo en constante cambio.
FINANCIAMIENTO
No monetario.
AGRADECIMIENTOS
A todos los autores por sus aportes en el análisis documental del estudio.
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