DOI 10.35381/cm.v6i11.310

 

Interculturalidad: Caminos para la emancipación

 

Interculturality: Paths to emancipation

 

Suzanne Caty Contreras-Reyes

suzconrey@gmail.com

Universidad Bolivariana de Venezuela, Guanadito

Venezuela

https://orcid.org/0000-0001-7583-7495

 

José De Jesús Calles-Naveda

Josecallesnaveda@gmail.com

Universidad Bolivariana de Venezuela, Guanadito

Venezuela

https://orcid.org/0000-0003-3789-5242

 

Recibido: 1 de diciembre de 2019

Aprobado: 15 de enero de 2020

 

 

RESUMEN

Una noción de interculturalidad emancipadora es el tema central del  presente trabajo, se inicia abordando la cultura para poder entender la diversidad cultural y sus perspectivas, entre las cuales se identifican: la interculturalidad relacional, la interculturalidad funcional y la interculturalidad critica, para así desarrollar seguidamente el tema de la interculturalidad emancipadora como una alternativa al abordaje de la visibilización y articulación de los saberes contextualizados como saberes legítimos desde los contextos. Existen diferentes acepciones sobre culturas, una clásica única y otra entendida como realidad particular y concreta, como forma viva y creadora. De manera que existen tantas culturas como grupos humanos. Hacemos referencia a la interculturalidad que emerge de los sujetos; para resignificarla en la comprensión de saberes no reconocidos, por la ciencia colonial signada por la modernidad, lo que permite identificar rupturas del pensamiento, al partir del contexto de lucha con lo colonial, y replantear las formas de pensar el mundo.

 

Descriptores: Cultura-culturas; diversidad cultural; interculturalidad; interculturalidad crítica; interculturalidad emancipadora.

 

 

ABSTRACT

A notion of emancipatory interculturality is the central theme of the present work, it starts by addressing culture to understand cultural diversity and its perspectives, among which are identified: relational interculturality, functional interculturality and critical interculturality, to develop the issue of emancipatory interculturality as an alternative to the approach to the visibility and articulation of contextualized knowledge as legitimate knowledge from the contexts. There are different meanings about cultures, a unique classic and another understood as a particular and concrete reality, as a living and creative way. So there are as many cultures as human groups. We refer to the interculturality that emerges from the subjects in order to resignify it in the understanding of unrecognized knowledge, by the colonial science marked by modernity, which allows us to identify ruptures of thought, based on the context of struggle with the colonial, and rethink the Ways of thinking the world.

 

Descriptors: Culture-cultures; cultural diversity; interculturality; critical interculturality; emancipatory interculturality.

 

 

Introducción

El presente trabajo se enmarca en torno al tema de la interculturalidad y sus relaciones con la concepción teórica clásica de cultura, el cual junto al desarrollo de la antropología como ciencia del hombre, expande los horizontes y los contextos en la comprensión de la cultura, ubicando el devenir de la misma en el terreno de las originalidades propias de los sujetos históricos en contextos desde una perspectiva pluralista critica que se encuentra con los elementos diversos y cambiantes cada cultura para pasar de concepciones homogéneas y homogenizantes a perspectivas diversas, distintas, emergentes y otras no contadas por el hombre blanco. Comenzaremos por abordar el tema de las concepciones sobre la cultura para poder entender la diversidad cultural y sus perspectivas para desarrollar seguidamente el tema de la interculturalidad emancipadora como una alternativa al abordaje de la visibilizacion y articulación de los saberes contextualizados como saberes legítimos desde los contextos.

 

 

De la cultura uniformita a las culturas

La cultura está vinculada al universo axiológico en la generación, de valores y creación de modos de actuación, también a la especificidad ontológica del ser del hombre en cuanto a sus modos de relación y a su cosmovisión del mundo, no europea, no cosmopolita, sino original, originante como forma de ser y coexistir. Cuando un grupo aborigen, étnico o vulnerable, se posiciona frente al mundo, aunque este le sea hostil, demanda del mismo, una repuesta permanente le sea dada o negada. 

La idea de la cultura no tiene una significación única, podemos distinguir dos formas de conceptualizar la cultura desde análisis realizados en diversos escritos sobre la diversidad cultural, una acepción clásica y tradicional que entiende la cultura como un acervo de conocimientos acumulados y progresivos que son vistos como únicos y universales, de tal manera que aquellos grupos o personas que no manejen ese determinado conocimiento son consideradas como incultas o ignorantes por no decir sin cultura, concluyendo que esta idea es clasista, de dominación y colonizadora, excluyendo cualquier manifestación diversa de la idea de cultura. Esta noción es uniformista[1] . Para el uniformismo cultural no es posible la diversidad cultural, de tal manera que para ellos estas expresiones son algo así como un «defecto» en la historia de la especie humana, son fruto de la ignorancia que debe ser superada en un futuro.

Por otro lado, es importante resaltar que el antropólogo James Clifford[2]  hace notar que a fines del siglo XIX se produce en el campo de la filosofía, las ciencias sociales y el pensamiento en general un curioso e inédito acontecimiento relacionado con la palabra cultura: empieza a utilizársela en la forma plural de «culturas». Entenderemos en este contexto la acepción de cultura-como realidad particular y concreta, como forma viva y creadora- esta afirmación nos permite concluir que existen tantas culturas según formas vivas creadoras en proceso de realización.

Más allá de las discusiones semánticas sobre la cultura nos suscribimos a la tesis de Guillermo Bonfil, el cual plantea que la cultura y la diversidad cultural tienen que ser analizadas en el marco de las relaciones de poder, es decir, en el marco de la lógica de la colonización, que no es otra cosa que la lógica de la dominación, que tiene un contrapuesto en la resistencia cultural.

Se pueden criticar todas las modalidades de cultura abstracta, todos los mecanismos de enajenación cultural, de instrumentalización y negación del ser cultural; y esta crítica puede extenderse legítimamente a las demás culturas y al modo como se relacionan entre sí. Un ejemplo de estas formas abstractas y de enajenación lo constituye la acción del dominador europeo en américa, cuando le impone al indígena su idioma, su sistema político, su religión y lo obliga a existir en una forma ajena a la suya. Como debe ser claro, la evaluación de las diversas culturas no prejuzga que tales o cuales culturas son más o menos mejores, más o menos verdaderos. En cuanto sistema de significaciones creadas, inéditas e irreductibles, todas las culturas son valiosas e incuestionables, salvo en un caso: cuando se conciben a sí mismas no como significaciones primigenias (artificiales) sino como significaciones «derivadas» de un orden.

Para hablar más precisamente de culturas, tenemos que tomar en cuenta como se da la relación entre las culturas, aquí señala Bonfil,[3] que es preciso distinguir desde el plano político entre cultura dominante y cultura dominada como sujetos del proceso cultural hoy en día. Una «cultura dominada» -marginal, colonizada, pobre- debe ser defendida no por simple piedad antropológica, sino, ante todo, porque ella pone en juego elementos esenciales de lo que es la verdadera cultura, la cultura concreta y viviente. Esto significa a la vez que la «cultura dominante» es cuestionable finalmente porque es «falsa cultura», cultura enajenada o cultura abstracta.

 

De las culturas a la diversidad cultural

Para algunos autores como Giménez (2012) la identidad no es más que la cultura interiorizada por los sujetos, considerada bajo el ángulo de su función diferenciadora y contrastiva en relación con otros sujetos. Representa el conjunto de los rasgos compartidos dentro de un grupo y presumiblemente no compartidos (o no enteramente compartidos) fuera del mismo. De aquí su papel de operadora de diferenciación. Una de las funciones casi universalmente atribuida a la cultura es la de diferenciar a un grupo de otros grupos. De tal manera que la diferenciación y la diversidad son identidad, tomando los datos de la psicología se orienta la identidad hacia la apropiación particularizada de los elementos de influencia externos y diferenciados en un grupo o comunidad. Para Mosonyi (1981) la identidad es el conjunto dialéctico de especificidades -tanto objetivas como subjetivas-actuantes dentro de una sociedad, por pequeña que ella sea y por menores que sean sus diferencias aparentes respecto de otras colectividades.

De lo anterior podemos inferir que la identidad de un pueblo está referida a cada uno de los elementos diversos que la componen, que la explicitan y no al privilegio de algunos elementos sobre otros, de tal manera que las acciones en el ejercicio del poder por parte del Estado o grupos que menoscaben la diversidad de sus elementos se convierte en términos de Monsonyi (1981) en una práctica antropocida.

Es importante resaltar que no se puede hablar del tema de la identidad o las identidades, sin precisar la comprensión de la cultura o mejor dicho, las culturas, en este sentido es de vital importancia ubicar la reflexión en el contexto americano aborigen como punto de partida, es iluminador el pensamiento de Ronny Velasquez (2003):

Las culturas de América son variadas, pero existen entre ellas relaciones de enorme significación a nivel de analogías lingüísticas, artísticas, religiosas y sobretodo de estructuras socioculturales e inclusive, mentales traducidas en modos de expresión tangibles e intangibles. Estas expresiones se manifiestan en diversas tradiciones como los cantos chamánicos, en los mitos y en los procesos religiosos observándose una simbiosis entre sonido, sentido, ejecución de instrumentos musicales, exactitud matemática y geométrica. Se trata de expresiones concebidas por la mente humana igual que las lenguas indígenas que combinan lo concreto y lo abstracto. Cuando un artista indígena elabora o interpreta una pieza está viviendo en un lugar ubicado en el origen del mundo del que extrae las orientaciones para la seguridad, la salud, la fortaleza y la vida de la sociedad.[4]

 

La cultura está vinculada al universo axiológico en la generación, de valores y creación de modos de actuación, también a la especificidad ontológica del ser del hombre en cuanto a sus modos de relación y a su cosmovisión del mundo, no europea, no cosmopolita, sino original, originante como forma de ser y coexistir. Cuando un grupo aborigen, étnico o vulnerable, se posiciona frente al mundo, aunque este le sea hostil, demanda del mismo una repuesta permanente le sea dada o negada. 

 

Diversidad cultural- interculturalidad

Para acercarnos a la comprensión de la diversidad cultural, partimos de la declaración de la UNESCO del 2001 sobre la diversidad cultural donde se afirma en su artículo 1 que La originalidad y la pluralidad de las identidades que caracterizan los grupos y las sociedades que componen la humanidad.

Unesco define Diversidad Cultural: como la pluralidad de culturas que coexisten en el mundo; implica, por un lado, la preservación y promoción de las culturas existentes y, por el otro el respeto hacia otras cultura[5], podemos inferir entonces que la diversidad cultural es la forma particular como cada grupo vive su historia, su relación con el mundo, su lenguaje en relación de respeto e igualdad hacia los otros.

Frente a un mundo globalizado, la cultura o las culturas y sus expresiones se encuentran amenazadas a la extinción por una cultura de consumo mundial que auspiciada por un sistema mundo capitalista dominante, a la cual no le conviene a nivel comercial las diferencias de los grupos, sino que le interesa un mercado único dominado y a nivel político un sistema de coerción del hombre blanco moderno y colonial. En nuestras sociedades cada vez más diversificadas, resulta indispensable garantizar una interacción armoniosa y una voluntad de convivir de personas y grupos con identidades culturales plurales, variadas y dinámicas. La diversidad cultural es un medio de acceso a una existencia intelectual, afectiva, moral y espiritual satisfactorio, y por esta razón amplía las posibilidades de elección que se brindan a todos.

Lo que ella plantea es el de poder entender el sentido que cada práctica, símbolo u objeto tiene para una persona de una cultura distinta a la propia. Al desarrollar esta capacidad de empatía podemos enriquecer la visión propia del mundo y generar nuevos espacios de diálogo e intercambio. Una mirada capaz de ponerse en el lugar del otro es fundamental para el desarrollo de los espacios de diversidad humana. Es decir, realmente lo que une a todos los seres humanos es su capacidad de distinguirse de los demás, de establecer sus propias visiones de mundo, y es esta capacidad la que tienen en común todos los grupos y todas las personas.

Cada persona es diferente a otra en algunos aspectos y al mismo tiempo es semejante en otros y el lograr establecer donde están los puntos de unión y donde se encuentran las diferencias es fundamental para poder establecer diálogos fructíferos.La diversidad cultural, como estadio previo al reconocimiento de la diversidad humana, como un proyecto idealista de igualdades o diferencias, ha abierto el camino para reflexionar sobre la relación entre las culturas en sus distintas dimensiones que en nuestro contexto hemos llamado interculturalidad. Entender las diversas nociones que sobre la interculturalidad hoy se discuten será la tarea que continuaremos en el epígrafe siguiente.

 

Perspectivas teóricas en torno a la interculturalidad

No existe hoy día una comprensión única en torno al tema de la interculturalidad. Para Walsh (2009) existen al menos tres perspectivas en torno al concepto de interculturalidad.

1.    La primera perspectiva es la Relacional la cual hace referencia a la forma más básica y general al contacto e intercambio entre culturas, es decir, entre personas, prácticas, saberes, valores y tradiciones culturales distintas, los que podrían darse en condiciones de igualdad o desigualdad. De la misma forma, limita la interculturalidad al contacto y a la relación -muchas veces a nivel individual-, encubriendo o dejando de lado las estructuras de la sociedad -sociales, políticas, económicas y también epistémicas- que posicionan la diferencia cultural en términos de superioridad e inferioridad.

Esta perspectiva representa una posición ingenua sobre la interculturalidad, cuando deja de lado elementos de conflictividad y los contextos de dominación y de coloniaje que están presentes en la relación, lo cual hace necesario ampliar esta comprensión teórica con dos comprensiones, que den contexto y sentido de uso a la palabra y noción de interculturalidad.

2.     La segunda perspectiva de interculturalidad la podemos denominar funcional, siguiendo los planteamientos del filósofo peruano Fidel Tubino (2005). Aquí, la perspectiva de interculturalidad se enraíza en el reconocimiento de la diversidad y diferencia culturales, con metas a la inclusión de la misma al interior de la estructura social establecida. Desde esta perspectiva -que busca promover el diálogo, la convivencia y la tolerancia-, la interculturalidad es “funcional” al sistema existente, no toca las causas de la asimetría y desigualdad sociales y culturales, tampoco “cuestiona las reglas del juego”, por eso “es perfectamente compatible con la lógica del modelo neo-liberal existente” Esto forma parte de lo que varios autores han definido como “la nueva lógica multicultural del capitalismo global”.

Una nueva lógica intercultural neoliberal que se convierte en una nueva forma de dominación en cuanto reconocimiento para dominar, para someter y colonizar en la búsqueda de mecanismos de control que le permita el desarrollo de sus actividades económicas de acumulación que ahora incluye minorías, pero desde sus reglas de juego ocultando sus verdaderas intenciones de dominación desde un monismo cultural y social.

3.    La tercera perspectiva la que asumimos aquí es la de la interculturalidad crítica. Con esta perspectiva, no partimos del problema de la diversidad o diferencia en sí, sino del problema estructural-colonial-racial. Es decir, de un reconocimiento de que la diferencia se construye dentro de una estructura y matriz colonial de poder racializado y jerarquizado, con los blancos y “blanqueados” en la cima y los pueblos indígenas y afrodescendientes en los peldaños inferiores. Desde esta posición, la interculturalidad se entiende como una herramienta, como un proceso y proyecto que se construye desde la gente -y como demanda de la subalternidad, en contraste a la funcional, que se ejerce desde arriba. Apuntala y requiere la transformación de las estructuras, instituciones y relaciones sociales, y la construcción de condiciones de estar, ser, pensar, conocer, aprender, sentir y vivir distintas.

 

Interculturalidad emancipadora

Hablar de la emancipación es recordar la carga clásica y moderna de este término como una forma de reconocimiento del proceso colonial, para deslastrarlo de esa significación De Sousa Santos[6] plantea reinventar la emancipación como un proceso que emerge de los sujetos en sus luchas de reivindicación, otra es la ecología de saberes, que es la inversión de la extensión universitaria: es traer otros conocimientos hacia adentro de la universidad una epistemología del sur en una contextualización de los saberes más allá delos centros hegemónicos del saber,  a lo que Walsh ha añadido el binomio de Emancipación – Liberación recordando a Freire en el contexto de una interculturalidad critica desde una postura decolonial.

La interculturalidad crítica no existe como un término meramente teórico acabado sino más bien como un proceso permanente de relación, negociación entre en términos de respeto, igualdad y  legitimidad, todo esto debe estar direccionado a la construcción de un proyecto político, social  ético y epistémico de saberes que tiene la intención de cambiar las relaciones y más aún las estructuras condiciones y dispositivos de poder que mantienen la desigualdad  la invisibilización y la discriminación racial. El objetivo planteado es implosionar desde la diferencia en las estructuras coloniales de poder como reto, es reconceptualizar y refundar las estructuras societales. Una interculturalidad emancipadora no es otra cosa que una interculturalidad critica que emerge de la originalidad de los sujetos en sus contextos desde sus necesidades desde sus identidades, y en relación de igualdad y en reconocimiento entre los otros (intersubjetivas). Tiene como punto de partida el reconocimiento de sus luchas, de su cultura, raza, con respecto a la colonialidad que lo invisibiliza, que lo enajena y que lo quiere exterminar, haciéndolo ser quien no es.

Su objetivo es pasar de la inexistencia o de la invisibilidad a la emergencia, a la visibilización de sus prácticas, de sus significados intersubjetivos que le permiten un posicionamiento en el mundo en relación de igualdad en su condición de pueblo o comunidad, en medio de la confrontación con el sistema mundo–capitalista moderno.

Entendiendo entonces la interculturalidad emancipadora como proceso y proyecto dirigido hacia la construcción de formas “otras” del poder, saber, ser y vivir. Es emprender intencionalmente el camino de, enfrentar y transformar las estructuras e instituciones que diferencialmente posicionan grupos, prácticas y pensamientos dentro de un orden y lógica que, a la vez y todavía, es racial, moderno-occidental y colonial. Un orden en que todos de una manera u otra hemos participado. Asumir esta tarea, implica un trabajo de orientación de-colonial dirigido a quitar las cadenas que aún están en las mentes.

Un trabajo que procura a desafiar y derribar las estructuras sociales, políticas y epistémicas de la colonialidad–estructuras hasta ahora permanentes- que mantienen patrones de poder enraizados en la racialización, en el conocimiento eurocéntrico y en la inferiorización de algunos seres como menos humanos. Permite considerar la construcción de nuevos marcos epistemológicos que pluralizan, problematizan y desafían la noción de un pensamiento y conocimiento totalitario, único y universal desde una postura política y ética, que siempre mantiene como presente las relaciones del poder a las que han sido sometidos estos conocimientos.

Así alienta nuevos procesos, prácticas y estrategias de intervención intelectual, que podrían incluir, entre otras, la revitalización, revaloración y aplicación de los saberes ancestrales, pero no como algo ligado a una localidad y  temporalidad del pasado, sino como conocimientos que tienen contemporaneidad para críticamente leer el mundo, y para comprender, (re)aprender y actuar en el presente alentando la creación de modos “otros”-de pensar, ser, estar, aprender, enseñar, soñar y vivir que cruzan fronteras.

 

CONCLUSIÓN:

Aunque para el colonizado no es posible hablar o establecer una interculturalidad, porque el hombre blanco o moderno y su sistema de dominación no se lo permite y este solo busca  relacionarse con los pueblos con el único objetivo de imponerle sus normas de juego sus  estrategias de dominación que hasta el presente son de aniquilación de los pueblos y las culturas ancestrales sin permitir una sola mirada a lo diverso a lo original de nuestro legado ancestral; así como en otros campos del saber del hombre blanco son capaces de mirar a otros conocimientos para explicar la ciencia tradicional como en el caso de la sociología y la explicación de la estructura social desde la microbiología y la teoría de redes como forma explicativa más allá de los constructos de la sociología tradicional como bien lo expone Kontopoulos(1993), hoy día la reabsorción de los viejos métodos del pensar occidental no hace incapaces de poder mirar la originalidad de nuestros legados indígenas y ancestrales y así como obligados por el vómito blanco en términos del Plural Maghreb de Khatibi,  de nuestro acervo cultural y científico estamos impedidos por nuestras cadenas mentales y coloniales a dar el paso de desnudarnos y en una mirada intersubjetiva a descubrir las verdades subyacentes en las culturas otras diversas a la nuestra.

 

 

REFERENCIAS CONSULTADAS

1.    Bonfil, G. (2004). Pensar nuestra cultura. Rescatado de: http://www.ustatunja.edu.co/cong/images/curso/PENSAR_NUESTRA_CULTURA. 

2.    Clifford, J. (1995). Sobre la invención etnográfica del sujeto: Conrad y Malinowski" en Dilemas de la cultura. Antropología, literatura y arte en la perspectiva posmoderna, BarcelonaGedisa.

 

3.    Declaración Universal de la UNESCO sobre la Diversidad Cultural. Adoptada por la 31 a Sesión de la Conferencia General de la UNESCO el 2 de noviembre de 2001.

 

4.    De Sousa Santos, B. (2006).  Renovar la teoría crítica y reinventar la emancipación social. Buenos Aires: CLACSO, agosto.

 

5.    Kontopoulos, K. (1993) The logics of social structure Cambridge University Press.

 

6.    Khatibi, A. (2019).  Plural Maghreb.  Editorial Bloomsbury Academic. London, United Kingdom.

 

7.    Teodoro, M (1966) Muchas culturas. Facultad de Filosofía, Universidad Michoacana (México) Bogotá, Colombia.

 

8.    Velásquez, R. (2003). Cultura local, identidad nacional y pensamiento complejo en la creación intelectual de los pueblos aborígenes de América. Revista Anales de la Universidad Metropolitana. Vol.3, N° 1(Nueva Serie)

 

9.    Walsh, C. (2010). Interculturalidad crítica y educación intercultural. En J. Viaña, L. Tapia, & C.Walsh, Construyendo Interculturalidad Crítica. La Paz: Instituto Internacional de Integración, Convenio Andrés Bello.

 

 

 

©2020 por los autores.  Este artículo es de acceso abierto y distribuido según los términos y condiciones de la licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional (CC BY-NC-SA 4.0) (https://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0/).

 

 



[1] El uniformismo puede definirse como una posición «no neutral sobre la diversidad cultural». De acuerdo con esta perspectiva la diversidad constituye simplemente una realidad «de hecho», y algo así como un «defecto» en la historia de la especie humana. MARIO TEODORO RAMÍREZ. Muchas Culturas. Sobre el problema fílosófíco y práctico de la diversidad cultural  revista IDEAS Y VALORES NO. 102 DICIEMBRE 1996 BOGOTÁ, COLOMBIA. P.78.

[2] Clifford, J "Sobre la invención etnográfica del sujeto: Conrad y Malinowski" en Dilemas de la cultura. Antropología, literatura y arte en la perspectiva posmoderna, Barcelona: 1995 Gedisa, pp.119-145.

[3] Guillermo Bonfil Batalla. Pensar nuestra cultura. http://www.ustatunja.edu.co/cong/images/curso/PENSAR_NUESTRA_CULTURA.PDF  P.124

[4] Velásquez, R. (2003) Cultura local, identidad nacional y pensamiento complejo en la creación intelectual de los pueblos aborígenes de América. Revista Anales de la Universidad Metropolitana. Vol.3, N° 1(Nueva Serie) p.65-83.

[5] Declaración Universal de la UNESCO sobre la Diversidad Cultural. Adoptada por la 31 a Sesión de la Conferencia General de la UNESCO el 2 de noviembre de 2001.

[6] Boaventura de Sousa Santos Renovar la teoría crítica y reinventar la emancipación social. Buenos Aires: CLACSO, agosto 2006